Las delicadas ilustraciones de plantas y animales de Anna Maria Sibylla Merian han sido actualmente revalorizadas por los historiadores de arte. Su trabajo delicado, que demuestra una gran pasión por la observación científica, la ubica como una gran contribuyente en la historia de la botánica y la entomología. La calidad técnica y compositiva, tanto en grabado como en pintura, hacen de su obra un objeto de alto valor estético, apreciado por críticos y coleccionistas.
Maria Sibylla nació en Frankfurt, en 1647. Su padre, un editor suizo y grabador llamado Matthäus Merian el Viejo, que murió cuando María tenía sólo tres años, fue para ella una figura inspiradora. Su madre contrajo matrimonio un año después con un pintor de flores flamenco, Jacob Marrell, de quien María aprendió sus primeras lecciones. Desde pequeña se interesó en dibujar las plantas y animales que veía a su alrededor.
Uno de los alumnos de su padrastro, llamado Johan Andreas Graff, contrajo matrimonio con ella en 1665. La pareja, que tuvo dos hijas, se trasladó a Nuremberg en 1670.
La primera obra de Maria se titula “Nuevo libro de flores”, (Neues blumenbuch) publicada entre 1675 y 1680. Se trata de un compendio de grabados bellamente pintados a mano que ilustran variedades de flores de jardín, que además servían como modelo para la realización de bordados. Actualmente se conservan cinco ejemplares, incluida la valiosa primera edición.
Maria recolectaba y criaba los insectos para poder observarlos vivos y así representarlos en sus ilustraciones. Mientras en esta época se creía en la generación espontánea de los insectos a partir del lodo en putrefacción, las atentas observaciones de María le permitieron registrar el proceso de la metamorfosis de las mariposas y polillas. En 1679 publicó un catálogo de tres volúmenes que reunía dibujos de polillas, mariposas y otros insectos europeos. La obra se titula “La maravillosa transformación de las orugas y las singulares plantas que las nutren” (Der raupen wunderbare Verwandelung und sonderbare Blumennahrung).
Tras la muerte de su padrastro en 1681, María se separó de su marido y regresó con sus hijas a vivir con su madre en la provincia holandesa de West Friesland. Se dice se convirtió al Labadismo, una secta pietista que, entre otras cosas, no creía en el matrimonio formal ni en las posesiones terrenales.
Luego de la muerte de su madre en 1690 Maria regresó a Ámsterdam, donde tuvo acceso a varias colecciones de insectos, entre ellas las del pintor Frederik Ruysch (padre de la pintora Rachel Ruysch). Fue así que comenzó a conocer algunos insectos y plantas de otros continentes. Su contacto con el gobernador de Surinam, que le permitió acceder a ejemplares de la fauna y flora de este país, generó su interés en estudiarlos en su hábitat natural y embarcarse en un arriesgado pero maravilloso viaje a la costa norte de Sudamérica. Contaba con 52 años cuando, junto a su hija menor, Johanna Helena, realizó esta travesía con el apoyo del gobierno holandés. El viaje duró tres meses y la estadía dos años, durante los cuales recogió y pintó flores e insectos, realizó anotaciones sobre sus hábitos y observó las costumbres de los nativos de las zonas que recorría. Tuvo que regresar en 1701 por haber contraído malaria. Como corolario de este viaje, María publicó su libro más importante, “Metamorfosis de los insectos de Surinam” (Metamorphosis insektorum Surinamensium) que fue traducido a varios idiomas y le valió la fama a nivel internacional.
Maria realizaba sus grabados con una técnica de puntos y líneas, además del estilo crayon. Luego de pasar por la prensa, las láminas pasaban a un segundo plato, produciendo impresiones más luminosas que luego eran coloreadas a mano. En sus ilustraciones de flores prefería utilizar acuarelas sobre pergamino o vitela, logrando imágenes de gran naturalidad y frescura.
Maria Sibylla Merián murió en 1717, dejando un legado invaluable tanto al arte como a la ciencia. El Servicio Postal de los Estados Unidos le rindió homenaje al dedicarle dos estampillas con dibujos de su viaje a Surinam.
Uno de los alumnos de su padrastro, llamado Johan Andreas Graff, contrajo matrimonio con ella en 1665. La pareja, que tuvo dos hijas, se trasladó a Nuremberg en 1670.
La primera obra de Maria se titula “Nuevo libro de flores”, (Neues blumenbuch) publicada entre 1675 y 1680. Se trata de un compendio de grabados bellamente pintados a mano que ilustran variedades de flores de jardín, que además servían como modelo para la realización de bordados. Actualmente se conservan cinco ejemplares, incluida la valiosa primera edición.
Maria recolectaba y criaba los insectos para poder observarlos vivos y así representarlos en sus ilustraciones. Mientras en esta época se creía en la generación espontánea de los insectos a partir del lodo en putrefacción, las atentas observaciones de María le permitieron registrar el proceso de la metamorfosis de las mariposas y polillas. En 1679 publicó un catálogo de tres volúmenes que reunía dibujos de polillas, mariposas y otros insectos europeos. La obra se titula “La maravillosa transformación de las orugas y las singulares plantas que las nutren” (Der raupen wunderbare Verwandelung und sonderbare Blumennahrung).
Tras la muerte de su padrastro en 1681, María se separó de su marido y regresó con sus hijas a vivir con su madre en la provincia holandesa de West Friesland. Se dice se convirtió al Labadismo, una secta pietista que, entre otras cosas, no creía en el matrimonio formal ni en las posesiones terrenales.
Luego de la muerte de su madre en 1690 Maria regresó a Ámsterdam, donde tuvo acceso a varias colecciones de insectos, entre ellas las del pintor Frederik Ruysch (padre de la pintora Rachel Ruysch). Fue así que comenzó a conocer algunos insectos y plantas de otros continentes. Su contacto con el gobernador de Surinam, que le permitió acceder a ejemplares de la fauna y flora de este país, generó su interés en estudiarlos en su hábitat natural y embarcarse en un arriesgado pero maravilloso viaje a la costa norte de Sudamérica. Contaba con 52 años cuando, junto a su hija menor, Johanna Helena, realizó esta travesía con el apoyo del gobierno holandés. El viaje duró tres meses y la estadía dos años, durante los cuales recogió y pintó flores e insectos, realizó anotaciones sobre sus hábitos y observó las costumbres de los nativos de las zonas que recorría. Tuvo que regresar en 1701 por haber contraído malaria. Como corolario de este viaje, María publicó su libro más importante, “Metamorfosis de los insectos de Surinam” (Metamorphosis insektorum Surinamensium) que fue traducido a varios idiomas y le valió la fama a nivel internacional.
Maria realizaba sus grabados con una técnica de puntos y líneas, además del estilo crayon. Luego de pasar por la prensa, las láminas pasaban a un segundo plato, produciendo impresiones más luminosas que luego eran coloreadas a mano. En sus ilustraciones de flores prefería utilizar acuarelas sobre pergamino o vitela, logrando imágenes de gran naturalidad y frescura.
Maria Sibylla Merián murió en 1717, dejando un legado invaluable tanto al arte como a la ciencia. El Servicio Postal de los Estados Unidos le rindió homenaje al dedicarle dos estampillas con dibujos de su viaje a Surinam.
Tulipán loro
Del libro "Metamorfosis de los insectos de Surinam"
Del libro "Metamorfosis de los insectos de Surinam"
Piña y cucarachas
Metamorfosis de una mariposa (1705)
Escorpión de agua, ranas, renacuajos y jacinto de agua
Claveles
Plátano (Musa paradisiaca) y metamorfosis de la polilla
Caimán de anteojos (Caiman crocodilus) y una víbora falsa Coral (Anilius scytale).
Fuentes:
Hola Andrea, que casualidad más grande!! viendo un libro sobre Los Naturalistas vi a esta ilustradora y añadí un tema sobre este tipo de ilustraciones en mi web! Y ahora encuentro más información sobre esta mujer en tu web!! Me alegro mucho que hables de ella!! Tremenda coincidencia y Genial entrada.
ResponderEliminarUn saludo!!